Esaú y Yacoob

Barashith / Genisis 25: 24-26

Cuando llegó el momento de dar a luz, había gemelos en su vientre.

El primero en salir fue rojo, y todo su cuerpo era como una prenda peluda;

entonces lo llamaron Esaú. Después de esto, salió su hermano, con su mano agarrando el talón de Esaú;

entonces se llamaba Jacob. Isaac tenía sesenta años cuando Rebekah los dio a luz.

Así que aquí tenemos a Esaú naciendo rojo, o como lo hacemos rosado, por la falta de melanina que se muestra a través de su piel.

Estos mismos atributos se atribuyen a la gente blanca tal como la conocemos hoy.

Mashah recibió señales de YAHUAH

Shamut / Exodos 4: 6

Entonces el Alahym dijo: "Pon tu mano dentro de tu capa". Mashah metió la mano en su capa y, cuando la sacó, la piel estaba leprosa: se había vuelto tan blanca como la nieve.

Una de las señales que YAHUAH le dio a Mashah para mostrarles a los hijos de Yasharal antes de que salieran de Mytzryam (Egipto) estaba convirtiendo su mano en leprosa, de piel oscura a blanca. La lógica sería si los hijos de Yasharal fueran blancos, ¿por qué cambiarías tu mano de blanco a blanco?

Naamán curado de lepra

Malakim 2 / Reyes 2 5: 1-27

Ahora Naamán era comandante del ejército del rey de Aram. Era un gran hombre a la vista de su maestro y muy respetado, porque a través de él YAHUAH le había dado la victoria a Aram. Era un soldado valiente, pero tenía lepra. Ahora bandas de asaltantes de Aram habían salido y habían tomado cautiva a una joven de Israel, y ella servía a la esposa de Naamán. Ella le dijo a su amante: “¡Si tan solo mi maestro pudiera ver al profeta que está en Samaria! Lo curaría de su lepra.

Naamán fue a su amo y le contó lo que le había dicho la muchacha de Israel. "Por supuesto, vete", respondió el rey de Aram. "Enviaré una carta al rey de Israel". Entonces Naamán se fue, llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez conjuntos de ropa. La carta que llevó al rey de Israel decía: "Con esta carta, te envío a mi siervo Naamán para que puedas curarlo de su lepra". Tan pronto como el rey de Israel leyó la carta, se rasgó la túnica y dijo: “¿Soy Alahym? ¿Puedo matar y devolver la vida? ¿Por qué este tipo me envía a alguien para que se cure de su lepra? ¡Mira cómo está tratando de discutir conmigo!

Tan pronto como el rey de Israel leyó la carta, se rasgó la túnica y dijo: “¿Soy Alahym? ¿Puedo matar y devolver la vida? ¿Por qué este tipo me envía a alguien para que se cure de su lepra? ¡Mira cómo está tratando de discutir conmigo! Cuando Eliseo, el hombre de YAHUAH, escuchó que el rey de Israel le había rasgado la túnica, le envió este mensaje: “¿Por qué te has rasgado la túnica? Haz que el hombre venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel ". Entonces Naamán fue con sus caballos y carros y se detuvo en la puerta de la casa de Eliseo. Eliseo envió un mensajero para decirle: "Ve, lávate siete veces en el Jordán, y tu carne será restaurada y serás limpiada". Pero Naamán se fue enojado y dijo: "Pensé que seguramente saldría". para mí y pararse y invocar el nombre de YAHUAH su Alahym, agitar su mano sobre el lugar y curarme de mi lepra. ¿No son Abana y Pharpar, los ríos de Damasco, mejores que todas las aguas de Israel? ¿No podría lavarme y limpiarme? Entonces se dio vuelta y se fue furioso.

Los sirvientes de Naamán se le acercaron y le dijeron: “Mi padre, si el profeta te hubiera dicho que hicieras algo grandioso, ¿no lo hubieras hecho? ¡Cuánto más, entonces, cuando él te diga: 'Lava y sé limpio'! Entonces bajó y se sumergió en el Jordán siete veces, como le había dicho el hombre de Alahym, y su carne fue restaurada y quedó limpia como la de un niño. Entonces Naamán y todos sus asistentes volvieron al hombre de Alahym. Se paró frente a él y dijo: “Ahora sé que no hay Alahym en todo el mundo, excepto en Israel. Así que por favor acepte un regalo de su sirviente. El profeta respondió: "Tan seguramente como YAHUAH vive, a quien sirvo, no aceptaré nada". Y a pesar de que Naamán lo instó, él se negó.

“Si no lo haces,” dijo Naamán, “por favor, déjame, tu sirviente, que se te dé tanta tierra como un par de mulas, ya que tu sirviente nunca más hará ofrendas quemadas y sacrificios a ningún otro dios que no sea YAHUAH. Pero que YAHUAH perdone a tu siervo por esta única cosa: cuando mi maestro entre al templo de Rimmon a postrarse y él se apoye en mi brazo y yo también tengo que inclinarme allí; cuando me postre en el templo de Rimmon, que YAHUAH perdone tu sirviente para esto. "Vete en paz", dijo Eliseo. Después de que Naamán había recorrido una cierta distancia, Giezi, el sirviente de Eliseo, el hombre de Alahym, se dijo a sí mismo: “Mi amo fue demasiado fácil con Naamán, este arameo, al no aceptar de él lo que traía. Tan seguro como YAHUAH vive, correré tras él y obtendré algo de él ”.

algo de él ". Entonces Giezi se apresuró a perseguir a Naamán. Cuando Naamán lo vio corriendo hacia él, se bajó del carro para encontrarse con él. "¿Todo está bien?" preguntó. "Todo está bien", respondió Giezi. “Mi maestro me envió a decir: 'Dos jóvenes de la compañía de los profetas acaban de llegar a mí desde la región montañosa de Efraín. Por favor, deles un talento plateado y dos conjuntos de ropa. "" Por supuesto, toma dos talentos ", dijo Naamán. Instó a Giezi a aceptarlos, y luego ató los dos talentos de plata en dos bolsas, con dos juegos de ropa. Se los dio a dos de sus sirvientes, y los llevaron delante de Giezi. Cuando Giezi llegó a la colina, tomó las cosas de los sirvientes y las guardó en la casa. Envió a los hombres y se fueron.

Cuando entró y se paró frente a su maestro, Eliseo le preguntó: "¿Dónde has estado, Giezi?" "Tu sirviente no fue a ninguna parte", respondió Giezi. Pero Eliseo le dijo: “¿No estaba mi espíritu contigo cuando el hombre bajó de su carro para encontrarte? ¿Es este el momento de tomar dinero o aceptar ropa, o olivares y viñedos, o rebaños y rebaños, o esclavos masculinos y femeninos? La lepra de Naamán se aferrará a ti y a tus descendientes para siempre. Entonces Giezi desapareció de la presencia de Eliseo y su piel era leprosa: se había vuelto tan blanca como la nieve.